En la actualidad, gracias al feminismo se ha enfatizado la importancia de la corresponsabilidad por parte de los hombres en el cuidado de las infancias y adolescentes, así como en la realización de tareas domésticas, las cuales tradicionalmente se han atribuido a las mujeres, limitando sus vidas en diversos aspectos, y en el caso de los hombres privándolos de una mayor conexión con sus hijas e hijos, así como de generación de empatía con las mujeres y otras personas.
De acuerdo con estudios sobre uso del tiempo en los hogares, hay contrastes marcados entre el tiempo que los hombres y las mujeres destinan a las tareas de cuidado, crianza y tareas domésticas. En el caso de México, las mujeres dedican a estas actividades 39 horas semanales, mientras que los hombres, 8 horas (Promundo, julio 2020).
En el avance hacia la corresponsabilidad en los cuidados existen algunos obstáculos que la dificultan: una cultura machista, la persistencia de un modelo de roles diferenciados para mujeres y hombres –teniendo estos últimos el privilegio de ausentarse como padres sin asumir responsabilidades de cuidado, así como la creencia de que los cuidados son una tarea exclusiva de las mujeres-, las brechas salariales que presionan a las madres para que sean ellas quienes cuiden y los padres provean económicamente, la falta de permisos para conciliar el trabajo con la familia, entre otros.
De acuerdo con la ENADIS 2017, 1 de cada 5 personas en México cree que las mujeres deben ayudar más en las labores del hogar que los hombres, esto basado en el estereotipo de género de que los hombres deben estar en el espacio público y las mujeres en el espacio privado y reproductivo (Promundo, julio de 2020).
Es importante subrayar que al no reproducir los roles establecidos para mujeres y hombres, se promueven relaciones más igualitarias en las familias, que a su vez tendrán impacto en la esfera social.
Cuando los padres participan en el hogar tanto en el cuidado como en la realización de las tareas domésticas, se obtienen grandes beneficios en el desarrollo de los niños y las niñas. Por un lado, los hijos varones encuentran un modelo positivo de padre, además se involucran con mayor frecuencia en los trabajos de hogar. Por otro, las niñas son socializadas en un modelo más igualitario, por lo que no se ven sobrecargadas de tareas por el hecho de ser niñas. De acuerdo con un estudio canadiense “las hijas con padres que comparten las tareas domésticas en pie de igualdad tienen más probabilidad de aspirar a trabajos menos tradicionales y potencialmente mejor pagados” (Promundo, 2017)
Diversos estudios en torno al rol de los padres, a la relación que tienen en el cuidado de los niños y las niñas, así como el impacto que su ausencia tienen en las vidas de sus hijas e hijos han arrojado, entre otros hallazgos que los padres importan y su presencia comprometida en el cuidado hace una diferencia.
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